El inigualable escritor y científico, Arthur C. Clarke, solía decir: “La única forma de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos hacia lo imposible”. Esta frase refleja la urgencia de adoptar una mentalidad de exploración y innovación, especialmente en el contexto económico actual de México. La inversión en investigación y desarrollo (I+D) es el motor que puede impulsar a México hacia un crecimiento económico agresivo y sostenible. Sin embargo, enfrentamos un desafío crucial: la inversión en I+D ha disminuido en los últimos años, limitando nuestro potencial de innovación y desarrollo. Hoy día, es indispensable reforzar la I+D y forjar un compromiso renovado con la innovación para transformar nuestra economía.
En la actualidad, México invierte aproximadamente el 0.5% de su Producto Interno Bruto (PIB) en investigación y desarrollo, una cifra significativamente menor que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se sitúa alrededor del 2.5%. Esta inversión insuficiente en I+D ha limitado nuestra capacidad para innovar y competir en una economía global cada vez más basada en el conocimiento y la tecnología. La relación entre la inversión en I+D y el crecimiento económico está ampliamente documentada. Los países que lideran en inversión en I+D, como Corea del Sur e Israel, disfrutan de economías dinámicas, con sectores de alta tecnología que impulsan el empleo, las exportaciones y el PIB. Para México, aumentar la inversión en I+D no es solo una cuestión de política económica, sino una necesidad urgente para asegurar nuestro futuro económico.
Algunas de las estrategias que podemos implementar para Impulsar la I+D en México son obvias:
Incentivos Fiscales y Subvenciones: Implementar y ampliar incentivos fiscales para empresas que invierten en I+D, así como ofrecer subvenciones y financiamiento para proyectos de investigación.
Colaboración Público-Privada: Fomentar la colaboración entre universidades, instituciones de investigación y el sector privado para transferir conocimientos y tecnología, y para desarrollar proyectos conjuntos de I+D.
Educación y Capital Humano: Invertir en la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) para desarrollar el talento necesario para impulsar la innovación.
Infraestructura de Investigación: Construir y mejorar la infraestructura de investigación para proporcionar las herramientas y recursos necesarios para los investigadores.
Fomento de Startups y Spin-offs Tecnológicas: Crear un ecosistema que apoye la creación y el desarrollo de startups y empresas derivadas de la investigación (spin-offs), especialmente en sectores de alta tecnología. No hay duda que la inversión en investigación y desarrollo es fundamental para crear una economía con crecimiento agresivo y sostenible en México. Debemos reconocer que la innovación no es un lujo, sino una necesidad crítica para nuestro desarrollo económico y social. A través de políticas estratégicas y un compromiso con la inversión en I+D, podemos transformar los desafíos actuales en oportunidades para el futuro. Es hora de que México se posicione como líder en innovación en la región, asegurando un futuro próspero y sostenible para las próximas generaciones.